Alguna vez escuchamos hablar de la microbiota o flora intestinal, pero, ¿sabemos, realmente, qué es? La microbiota intestinal es la población de microorganismos que habitan en nuestro intestino. Contiene 100 billones de microorganismos, incluyendo 1.000 especies diferentes de bacterias. Un dato curioso: una parte de nuestra flora intestinal es común a la mayoría de la gente, mientras que otra parte es específica en cada persona. La dieta desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la diversidad y el correcto funcionamiento de nuestra microbiota intestinal. Los prebióticos y los probióticos son dos de los componentes que aportan efectos beneficiosos para la flora intestinal, además de influir en funciones del cuerpo como la digestión.
Probióticos
Los probióticos son definidos por la OMS como microorganismos vivos que al ser ingeridos en cantidades suficientes ejercen efectos benéficos sobre la salud de quien lo consume.[1] Aquellos que se incorporan en los alimentos, deben ser capaces de resistir el paso por el sistema digestivo y llegar al intestino. Los más utilizados son del género Lactobacillus y Bifidobacterium.¿Cuáles son los beneficios de incorporarlos?
- Refuerzan el sistema inmunológico, constituyen una excelente barrera de defensa en intestino.
- Regulan el tránsito intestinal
- Efecto gastro-protector: algunos estudios describen un efecto positivo contra el H.Pilory en la mucosa gástrica.[2]
- Equilibran la flora intestinal cuando ésta se ha visto afectada por una mala alimentación, por infecciones, por algún tratamiento con antibióticos o por otros factores externos como el estrés.
- Actividad bioquímica: síntesis de vitamina K e intervención en procesos relacionados con la absorción del calcio, magnesio y hierro.
¿En qué alimentos los podemos encontrar?
- Yogur
- Aceitunas y encurtidos
- Queso crudo
- Kéfir
- Col fermentada
- Kombucha
- Miso
Prebióticos
Se denomina prebióticos a aquellos ingredientes no digeribles de los alimentos que promueven el crecimiento y la actividad de los probióticos y otras especies bacterianas autóctonas presentes en la flora intestinal, siendo beneficiosas para la salud[3]. Se pueden encontrar de forma natural en un alimento o agregarse a los mismos (denominados productos/alimentos funcionales).¿En qué alimentos los podemos encontrar?[4]
- Alcachofas, achicoria y plátano: contienen inulina, un prebiótico natural
- Ciruelas, manzanas.
- Legumbres, patata y boniato: poseen rafinosa y estaquiosa.
- Ajo, cebolla y puerro: poseen derivados de inulina y fructooligosacáridos (FOS)
- Trigo, avena y cebada: poseen inulina.
- Frutos secos como las almendras.
- Espárrago: posee fructooligosacáridos