Nutrición

Própolis, el ingrediente más sorprendente de la colmena

Propólis, el defensor de la ciudad

Del griego, pro-polis que significa defensa de la ciudad, entendida como sinónimo de colmena. Su propio nombre desgranado, nos da una idea de lo que puede hacer por nosotros este fantástico ingrediente natural, utilizado desde la antiguedad en todas las civilizaciones para el cuidado de nuestras defensas.

Antiséptico natural directo de la colmena

El própolis es una sustancia vegetal, una resina creada por las abejas para mantener estéril sus colmenas y protegerlas frente a los agentes infecciosos. También conocido como propóleo presenta importantes propiedades saludables, avaladas por innumerables estudios  científicos, por ser un potente antiséptico natural. Por ello, el propóleo se utiliza cada vez más para prevenir y atenuar los efectos de gripes y catarros en invierno. El propólis es una resina viscosa de color oscuro, de composición compleja y consistencia viscosa, que las abejas elaboran a partir de partículas resinosas de diferentes vegetales y que utilizan en la construcción, reparación y protección de la colmena.

Muy utilizado desde la antigüedad con diversas finalidades, principalmente se estudia su actividad antimicrobiana, antibacteriana, antiviral, antiinflamatoria, analgésica, inmunológica y antioxidante.

[Tweet “El Própolis se estudia por su actividad antibacteriana, antiviral, antiinflamatoria e inmunológica”]

Concentración de propiedades beneficiosas

Las abejas recogen con sus mandíbulas, partículas resinosas de diferentes vegetales como el olmo, el álamo, el sauce, el abedul, el castaño de Indias, el pino, el abeto, el roble y algunas herbáceas que, una vez en la colmena, mezclan con cera y secreciones salivares para obtener esta rica sustancia cuya producción anual, entre 10-300 g por colmena difiere en función de la variedad de abejas, el clima y la flora.

En el própolis se han aislado más de 180 componentes de los que destacan las resinas y bálsamos, que contienen flavonoides y ácidos fenólicos o sus ésteres, contenidos muy variables de ceras, aceites, polen e impurezas. También contiene pequeñas cantidades de terpenos, taninos y restos de la secreción de las glándulas salivares de las abejas. Los compuestos activos son los bioflavonoides que incluyen flavonas, flavonoles, flavononas y flavononoles. La mayoría de estudios que se realizan se centran en determinar su contenido en flavonoides y sus posible beneficios.

Pues ya sabéis, que no os confunda su aspecto feo y viscoso, ya que se trata de una de las sustancias con mayor riqueza nutritiva que nos regala la naturaleza.

Referencias Bibliográficas
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